Los consumidores serán inmunes a los problemas de calidad de suministro existentes en redes débiles o poco avanzadas.
El acceso a un suministro de energía fiable es catalizador de actividad económica y por ende impulsor de calidad de vida. En economías avanzadas que han alcanzado cotas elevadas de productividad, los problemas de fiabilidad en el suministro son menos frecuentes, pero generan un impacto de mayor relevancia. Sin embargo, en economías menos avanzadas o que se desarrollan en zonas más remotas en términos eléctricos, los problemas de inestabilidad son mayores, si bien la actividad local ha sabido adaptarse a ellos, en parte renunciando al desarrollo; de forma similar a lo que ocurre con otras infraestructuras, como el agua o los transportes.
Instituciones tan diferentes como el Banco Mundial o la Fundación Rockefeller no son ajenos a esta problemática. Ambos participan en proyectos destinados a mejorar el acceso existente a la electricidad en países o zonas con bajo desarrollo, donde la electricidad es poco confiable y en ocasiones inexistente. Como ejemplo, la iniciativa por la cual el Banco Mundial ha aprobado un crédito de 60 millones de dólares para ayudar a la República de Benín a mejorar su sistema energético. Benín es un país africano en el que únicamente el 29% de los hogares tienen acceso a la electricidad y, además, el suministro en la mayoría de los casos se produce de forma intermitente, habiendo zonas electrificadas con un nivel de calidad muy pobre. Paralelamente, la Fundación Rockefeller trabaja con iniciativas como ésta para que cada persona tenga acceso fiable a la energía, bajo la premisa de que dicho acceso es fundamental para eliminar la pobreza.
El problema de la calidad de suministro no es exclusivo de los países subdesarrollados. Las zonas rurales de Europa, donde viven la mitad de los habitantes de este continente y que ocupan el 90% del territorio, también lo sufren. La iniciativa FREE (Future of Rural Energy in Europe) propone y promueve el uso de fuentes de generación distribuida para mejorar la eficiencia energética, contribuir a la seguridad del suministro y ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La implantación de microrredes avanzadas ya está permitiendo el suministro fiable de energía en zonas remotas, empleando fuentes de energía limpias y tecnologías de almacenamiento. Yo personalmente trabajo en el equipo de Microrredes de Norvento, desde donde desarrollamos sistemas off-grid abastecidos por renovables.