Aprovecharemos el potencial energético de los residuos generados por nuestra actividad contribuyendo de forma definitiva a la sostenibilidad.
Llamamos economía circular a aquella actividad económica que satisface las necesidades humanas sin impacto neto y persistente sobre el medio en el que habitamos. Es por tanto armónica con el equilibrio alcanzado en la naturaleza tras miles de años de evolución. En contraposición encontramos la tradicional economía lineal en la que se extrae, se crea, se usa y se tira.
La circularidad de la actividad humana es considerada clave de la sostenibilidad en el largo plazo, motivo por el cual es impulsada por estrategias europeas de primer nivel como Europa 2020. La energía no es ajena a la circularidad y entra a través del concepto de waste-to-energy [1], según el cual se emplean residuos para producir energía, enmarcando técnicas tales como la incineración, gasificación o la digestión anaerobia.
Estos residuos se pueden utilizar para producir electricidad, calor, biocarburantes o incluso nuevos materiales. Entre otros residuos valorizables encontramos los agrícolas (como las cáscaras y restos de poda), los de ganadería (como los purines) y los de la industria alimentaria. Para una introducción rápida al potencial de la bioenergía puedes ver este vídeo.
[1] The Role of Waste-to-Energy in the Circular Economy, Comisión Europea: http://ec.europa.eu/environment/waste/waste-to-energy.pdf