Siempre presente, sin problemas de abastecimiento ni dependencia de parámetros macroeconómicos.
La crisis de abastecimiento de gas vivida por Europa durante el año 2009, consecuencia del conflicto entre Ucrania y Rusia, amplificó la preocupación ya existente sobre la excesiva dependencia de la importación de energía en el continente.
Más de la mitad de la energía que se consume en la Unión Europea es importada. Llevado al extremo, algunos países de la Unión Europea, tales como Finlandia o Suecia, están en una posición de dependencia de un único importador de gas. Su abastecimiento depende, por tanto, de posibles conflictos comerciales o políticos, así como de incidentes que se pueden producir en las infraestructuras que permiten la importación. La seguridad en el suministro energético de los países está condicionada por factores geoestratégicos y es sin duda uno de los agentes que condicionan sus políticas energéticas. Conocedora de la gravedad de este asunto, la Comisión Europea impulsa la llamada Estrategia para la Unión de la Energía Resiliente.
El futuro inmediato nos depara una menor dependencia de las importaciones energéticas gracias al aprovechamiento de los recursos naturales como el sol, el viento, el agua embalsada, o la biomasa. Todos los países poseen estos recursos en mayor o menor potencial. Gracias a su uso, los países podrán garantizar a sus ciudadanos el abastecimiento perenne de energía, independientemente del marco económico y político global. Que lo logremos sólo es cuestión de tiempo y de tecnología.