Norvento Enerxía apuesta por el sistema de almacenamiento con baterías.
La isla de Guaquenám, en el Caribe, posee una extensión de aproximadamente 44 kilómetros cuadrados. Su ubicación en la desembocadura de un río, su clima y también su orografía, hacen especialmente difícil el acceso a la red eléctrica continental, por lo que muchos de sus habitantes y empresas dependen de los combustibles fósiles y grupos electrógenos. Su caso no es muy distinto al de decenas de archipiélagos y otras zonas ubicadas en economías que están en vías de desarrollo o en lugares aislados. Como esta isla, cientos de territorios similares tienen problemas de conexión a sus redes eléctricas y de acceso a una fuente limpia y fiable de energía.
El primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marca el fin de la pobreza como una de las prioridades estratégicas a nivel global, pero no a cualquier precio. El séptimo de estos objetivos señala la necesidad de tener acceso a una fuente energética asequible y limpia como motor del desarrollo. Mientras que el desarrollo de muchos territorios en plena ebullición económica conlleva una industrialización acelerada, cabe recordar que esta debe estar ligada a un modelo sostenible. «El futuro de las renovables pasa indudablemente por el desarrollo de la tecnología de
almacenamiento energético y de las microrredes», explica Carlos Gallego, responsable Desarrollo de Negocio de Norvento Enerxía.
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